Consejos para Mantener el Erotismo

La monotonía o la disminución del deseo por la menopausia y la andropausia pueden ser factores que enfríen las relaciones sexuales, no obstante, esto no significa que no tenga remedio. Al contrario, este momento puede convertirse en una oportunidad para descubrir nuevos juegos y formas de conectar sexualmente con tu pareja en la intimidad. 

Las nuevas generaciones han descubierto nuevas maneras de disfrutar el sexo. Aprende de ellas, sin descuidar la higiene y la salud sexual.   

Lubricar

De acuerdo a la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, uno de los síntomas frecuentes que pueden sentir las mujeres en la menopausia es el descenso del deseo sexual, sequedad vaginal o dolor durante la penetración. Lo mismo ocurre con los hombres en la andropausia. 

Para aliviarlos, consulta con tu ginecólogo para encontrar la causa, pues puede ser algo hormonal o psicológico. Entra y descubre todos los productos de nuestra tienda erótica.  

De todos modos, para disfrutar del sexo con tu pareja, puedes hacer uso de lubricantes a base de agua y preservativos naturales para sentirte protegido y sin irritaciones. Es importante que la penetración (vaginal y anal) no sea dolorosa, sino placentera para ambos. 

Tomarlo con calma

Aunque resulte paradójico, para recuperar el ritmo y la frecuencia sexual, hace falta tomarse un tiempo para el autoconocimiento y la autoexploración en solitario y con la pareja, no tengas prisa porque no es una carrera, es un viaje. Quítate la presión y la expectativa de llegar al orgasmo o a la eyaculación. 

Puedes sentir otros niveles de placer, disfrutar y enfocarte en el proceso, no en el resultado. Evita compararte con tu desempeño anterior o con otras parejas. Al pasar el tiempo, los cuerpos cambian, así como la percepción del placer. Aprovecha cada encuentro centrándote en los juegos preliminares y acariciando más. 

Probar otras posturas

En la variedad está el buen gusto, especialmente si mantienes una relación monótona. Atrévete a romper esa rutina y habla con tu pareja para probar otras posturas. Hay maneras diferentes de experimentar el placer más allá de la postura del misionero o la del perrito.  

Juega con otros movimientos, por ejemplo el de la «araña», que consiste en sentarte frente a tu pareja con las rodillas dobladas y encajar sus piernas uniendo los genitales. Otro más popular es el «69», en el que te acuestas en la cama hacia arriba y tu pareja se coloca encima de forma invertida para estimularse mutuamente de forma oral. 

Hay muchas más posturas que puedes encontrar en el Kama Sutra o en las listas de fantasías sexuales que cada uno guarda en su imaginación. También puedes probar con juguetes sexuales como vibradores y plugs anales. Recuerda hacerlo siguiendo las prácticas adecuadas de higiene y de forma consensuada. 

Escribir las fantasías

Continuando el consejo anterior, quizás ambos tengan fantasías en sus cabezas que no han compartido por vergüenza o incomodidad. Pregúntale a tu pareja qué le gustaría hacer, te vas a sorprender. Si os resulta difícil hablarlo, podéis escribirlo y leerlo en voz alta.

Este juego puede convertirse en el inicio de una nueva etapa en la intimidad al sentirte más libre contigo mismo y con tu pareja.

Autoconocerse

Es posible que con el paso del tiempo, tu cuerpo haya cambiado por la edad, el estrés, tipo de alimentación y mantenimiento de hábitos poco saludables como el tabaquismo y la ingesta en exceso de alcohol. Todos estos factores inciden en el apetito sexual.

Por esta razón, tócate. Mastúrbate para conocer nuevamente tus zonas erógenas y qué es lo que te gusta. Al saber qué es lo qué quieres, puedes comunicárselo a tu pareja. 

Ahora, hazlo con la otra persona, mastúrbala, tócala y explora su cuerpo, que también ha cambiado. Hazla sentir nuevamente deseada. 

Hablar y escuchar con atención

La comunicación no debe ser un obstáculo, sino un punto de encuentro. Quizás recuperarla no sea fácil por las ocupaciones de la vida cotidiana y el estrés. Pero, al hacerlo, la satisfacción lo compensa.

¿Por qué es tan importante? Porque al hablar y escuchar, podemos comprender al otro, hacerlo sentir que los problemas que pueden estar pasando son transitorios y que los podéis solucionar juntos. La carga compartida es menos pesada. 

Esto mejorará significativamente la confianza y el placer de sentirse en compañía del otro, lo que se traducirá en relaciones sexuales más satisfactorias y enriquecedoras. 

Dar el paso

Muchas veces nos reprimimos y dejamos de intentar cosas nuevas en el sexo porque esperamos que la otra persona tome la iniciativa. Quizás el otro espera lo mismo de ti. Esto nos lleva a una zona de confort, de la que es difícil salir.   Evítalo y, si ha pasado, aún estás a tiempo. Atrévete, inténtalo con un gesto, una caricia o un acto. Prepara un espacio, apaga el teléfono y las luces, enciende velas… No hay una guía exacta, solo consejos que pueden ayudarte, el camino lo recorreréis juntos.

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